Este proyecto surgió de manera inesperada, ya que cuando nos llamaron de este bonito ático de Santiago, no pensábamos que llegaríamos a hacer una composición para un comedor tan espectacular. La zona en la que íbamos a trabajar, albergaba zona de comedor y sala de estar, estando esta última ya medio amueblada por una composición modular. Querían una mesa de comedor para usar todos los días, en la que se pudiera juntar bastante gente a comer y también un mueble para guardar las cosas relacionadas con el menaje del día a día, así como libros y demás objetos personales, que no desentonase mucho con el mobiliario xa existente de la sala y aún por encima, ¡que fuese espectacular!
Querían que la persona que viese el conjunto quedase impresionada, y que sus primeras preguntas fuesen: ¿quién te hizo esto? ¿quién es tu carpintero? ¿quién es tu diseñador?
Como podreis suponer, nosotros encantados de que esas sean las primeras preguntas...
Después de varios bocetos, y de darle muchas vueltas, surgió la idea de la batea para la composición de los muebles...módulos "colgantes" que se sujetan a una estructura de madera anclada en el techo. Además, la silueta curvada del mismo, agradece esta estructura, haciéndola más bonita si cabe. Conseguimos con esto que se reduzca el peso visual del mueble, ya que aunque contamos con sitio de almacenaje, no cargamos las paredes.
Como compañera, creamos la mesa Furancho; una mesa que combina la madera maciza de roble en 2 tonalidades con un banco a juego, permitiendo que tomen asiento varias personas. El nexo de unión definitivo entre las 2 piezas nos la da el respaldo del banco, ya que combina la misma madera y los mismos colores de los módulos de Batea.
Batea consta de 4 cuerdas en las que “cuelgan” los módulos. Tenemos 10 módulos totales realizados en DM lacado en blanco y en madera maciza de roble lacado en 3 tonalidades diferentes: gris ceniza, negro chapapote y natural. Combinamos así mismo estanterías abiertas, módulos con puertas abatibles y plegables y también módulos con cajones (las posibilidades son infinitas, y como siempre, a gusto y necesidad de cada cliente). Y haciéndole caso a esto último, uno de los módulos está preparado para ser vinoteca, ya que así era el deseo del cliente. Además, las cuerdas no sólo son decorativas, sino que ocultan el cableado para que 2 de los módulos tengan iluminación indirecta, independiente una de la otra y con llaves ocultas que facilitan la limpieza visual del conjunto.